Wednesday, June 17, 2009

Live together die alone


Como siempre, son las circunstancias mas triviales aquellas que nutren mis momentos de yermo ejercicio mental. Me explico: hace unos días debí adolecer las consecuencias de un funeral, ya que la congregación de deudos y amigos era tal, que generó un embotellamiento de varias cuadras hasta el mismísimo cementerio. Eso podría pasar desapercibido, si no fuera por que al día siguiente (en el mismo tramo) me encontré con otro funeral que, lejos de la grandilocuencia vista el día anterior, enseñaba una carroza escoltada por cuatro personas ¡solamente cuatro personas! Entonces, comencé a preguntarme si el rito asociado a un velorio y funeral refleja a cabalidad a aquel a quien se despide. Es decir ¿cabria esperar que la magnitud de la ceremonia sea directamente proporcional con la calidad humana del muerto?


Entiendo que hay un sinnúmero de variables que influyen en el tipo de rito que se celebrara: la concepción de la muerte (aquellos que esperan renacer como escarabajos de estiércol supongo que viven la muerte distinto de los que suponen compartirán la gloria de Dios en el paraíso), la unidad de la familia (especialmente si hay algún bien del cual roer, perdón, del cual disponer), las circunstancias de la muerte; y por supuesto la cantidad de recursos con los que se cuenta, y no solo hablo de dinero, también hay que considerar el espacio (supongo que un ataúd en el centro del living no es precisamente la mesa de centro que se espera), el tiempo (pero no de descomposición del cuerpo, si no del que disponen los deudos para llorar en publico), el clima (claramente no es lo mismo vestir de impecable negro en Julio que en Febrero), los invitados (si son generosos o no, si son ruidosos, si vienen del sur, si se alojan en tu casa, etc.).

O tal vez aquí solo se aplica aquello de que “Después de la guerra todos son generales” y mas allá de qué tan bien aplicaste el mandato de amar a tu prójimo como a ti mismo; siempre habrá alguien dispuesto a derramar más lagrimas de las necesarias o hacer caso omiso de las brutalidades del muerto en vida y discurrir en un sentido discurso ante personas que miran con cara de estupefacción, tratando de adivinar de quien demonios se esta hablando.

No lo se, como suele suceder, supongo que después de todo simplemente depende. ¿Pasara lo mismo con los epitafios? Porque si se detienen ante las tumbas, podrán reconocer que hay muchos que se repiten y presumo que el común de las personas no anda por la vida pensando en las palabras que grabaran en tu laude. Ante eso, sólo puedo preguntarme ¿qué dirían los epitafios de Los chicos del fin del mundo, cómo serian sus funerales?.

En el caso de TheConcept estaría lleno de flores artificiales de Plaza Latorre y su epitafio diría algo así: “No lloren mi ausencia... ensuciaran sus trajes y correrán sus maquillajes”. Para Meme, me imagino que el loft estará lleno de lo más variopinto en especimenes de mujeres, desde lesbianas, sadomasoquistas, excomulgadas, activistas políticas, cineastas independientes, hasta las palomeras que venden dulces de la Ligua en la carretera, y para su dedicatoria propondría: “Muy bien Jesús, ahora veremos que tan cierto es el mito”. Con Zero seria algo así: mientras que el ahijado, el fanático de los misterios de Moisés y quien suscribe seriamos los únicos realmente afectados, TheConcept estaría diciéndole a Estrellita Luminosa como sustraer el imac sin que nadie lo note, mientras él intenta hacernos creer que el C3 es su legado; y su epigrama señalaría “Al menos aquí ya no hay senainfo”. Para Mr. Obtuso, sólo espero que su ataúd sea redondo, a ver si al menos después de muerto logra desestructurarse un poco. En lo personal, hacer mención a mis exequias seria demasiado autoreferente, aunque nunca esta de más sugerir algo de Art Tatum, Miles Davis y por supuesto Charlie Parker.