Familia Urbana

Decidimos juntarnos durante el fin de semana y realizar un especie de pijama party. Lucille y TheConcept prometieron mucha diversion y varias locurillas. Acordamos que lo haríamos el sábado en la noche, ese mismo día durante la tarde, me reuní con mi abogado para una asesoria legal y se nos pasó el tiempo, sin darme cuenta mis amigos ya estaban en casa llenos de alegría, tragos, peliculas, buenos sentimientos, snacks (rancios y añejos), pizza, esperanzas, con looks renovados (Lucille con un estilo Urban Diva y TheConcept con un peculiar look High School Musical) e hiperventilados por ver que había una visita en casa.
Después de haberles rogado que se portaran bien, que mostraran cordura, la mayor sensatez y tino posible, decidimos compartir… los chicos de End Of This World y mi asesor legal. (Soy algo precavido y prefiero mantener buen trato con este tipo de gente por que estoy seguro de que tarde o temprano necesitaremos a un abogado que nos pueda defender frente a alguna demanda)

Los primeros 15 minutos fueron de mucha cordialidad y buenos tratos, yo miraba impávido como mis amigos se desenvolvían con soltura y habilidad, haciendo frente a todos los temas propuestos mientras degustábamos un exquisito té de jazmín que Lucille se autoregaló durante un particular episodio de disociación ocurrido días atrás en Falabella.
No todo es para siempre o dura más de 15 minutos en nuestras reuniones sociales, tan pronto como pudo TheConcept (muy fuera de sí mismo) empezó a decirle a Lucille que era una estafadora y que siempre le cobraba más de lo debido en cuanto a deudas se refiere, obviamente ella se defendió diciendo que todo era justo y que tenía anotado en una libretita todo el dinero que le debíamos y bla bla bla… mientras tanto yo miraba como nuestro invitado observaba asombrado la dinámica que ahí se estaba dando, reaccioné rápidamente y comencé a ofrecer galletas de chocolate y más té de jazmin para todos, lo cual logró tranqulizarnos.
15 minutos más y TheConcept se encontraba lamentándose de su trabajo en la escuela, maldiciendo a los profesores de escuelas rurales por vestirse mal y oler peor aún, quejándose por los altos precios de los psicofármacos mientras Lucille despojándose de toda veta social, exclamaba que debían existir lineamientos legales para meter presa a la gente sin sentido de moda mientras comía, de forma agresiva, galletas de chocolate. Esa escena era como estar en una película de Almodovar de principios de los 90’s, mi asesor legal sonreía con una mezlca de miedo y risa por los comentarios emitidos por mis compañeros de blog pero al parecer le hicieron gracia ya que se permitió compartir con nosotros una película y tomar algunos traguillos.

Luego de ver una excelente película sobre una gordita psicopata-homicida y pasadas las horas logré abstraerme del “pijama party” (aunque debo confesar que todavía no nos poniamos pijamas) y observaba a mi alrededor… el asesor legal en un acto del cual aún no hago la gestalt salió bruscamente de la casa alrededor de las 2 y media de la mañana, rapidamente se perdió a la distancia, entre las oscuras calles (estoy seguro que fue debido a los comentarios emitidos por TheConcept sobre lo buenas que son las personas psicopatas_homicidas para la sociedad), mire a mi lado y contemplé con ternura como Lucille dormía con la cabeza colgando del sillón con la boca abierta y fue en ese momento cuando escuché a TheConcept gritando en la cocina por que se incendiaba la pizza y no podía sacarla del horno a pesar de sus inútiles intentos por apagar el fuego.
Me puse de pie, abrí ventanas y puertas para que saliera el humo que apenas me dejaba ver… mientras pensaba que dicen que uno no escoge a la familia biológica pero si puedes elegir a quien te rodea… yo los elegí a ellos como mi familia urbana, son un desastre (debo reconocerlo) pero llenan de neurosis mi plana vida, esa noche nos pusimos nuestros pijamas (Lucille con un modelo vacuno, TheConcept con un espectacular conjunto de Agatah Ruiz de la Prada y yo con mi modelo de Nightmare Before Chistmas) y dormimos juntos en mi pieza, como buenos amigos, con una mano sostuve toda la noche el cobertor para que no me lo quitaran y con la otra un cortaplumas por si tenía que defenderme de ellos, dormí bien, dormí tranquilo, dormí en familia.