Human Nature

Definitivamente nunca lo había pensado ¿Seré una persona temerosa?; y después de mucho reflexionarlo, pareciera ser que la respuesta es sí. Pero no me refiero a los temores más evidentes e insulsos, no hablo de arañas, ni temblores; sino de lo que esta más allá, eso que inconfesablemente cada uno de nosotros trata de soterrar por medio de mil y un artilugios y artimañas; más o menos concientes, sutiles, útiles o patológicas… Pero todas con el mismo fin, mantener relativamente sano y estable nuestro aparato psíquico.

Resulta graciosamente impactante analizar el mundo desde el prisma de los temores más trascendentales: al fracaso, a la soledad, a la incertidumbre, al caos, al ridículo, al anonimato, al rechazo, a la exposición, y por qué no, al propio temor. Y en el caso particular de Los chicos del fin del mundo: a los ternos sin corte ingles, a la vida sin Apple, a un armario sin Basement, a una semana sin Té de Jazmín, al mundo sin dinero plástico, a los vendedores de Johnson, a que el anaranjado reemplace al negro en las pasarelas, a que el mal gusto sea viral, a que Mariah estrene una nueva película, a que Ashley Tisdale no haga un concierto en Chile, a que mister Lynch sea producto de nuestra imaginación o que vuelvan las plataformas y las chasquillas. En fin, todo aquello que evidencia lo vulnerables que podemos ser, pero que jamás reconoceremos.

Y todo esto me ha llevado a hacer un exhaustivo examen de conciencia, tratando de identificar aquellos miedos que movilizan mis actitudes más reprochables… y como conclusión principal, no me queda más que preguntarme ¿Cuánto de mi pulcro cinismo se basa en mis temores? Y como además de cínica, soy vanidosa, lógicamente la respuesta no la haré pública. Pero una cosa tengo claro: si el temor te lleva al lado oscuro de la fuerza… definitivamente el negro me queda muy bien.

A lot of kiss... from Thanagar